sábado, 10 de enero de 2015

ESTRUCTURA SOCIAL Y FORMAS DE CONCIENCIA


Ilustración: Obra de Benjamín Arenas, 2013



Por: MARLENE ROSALES / GISELA COLMENAREZ


Desde que se fundó el capital no es simplemente un conjunto de mecanismos económicos, como a menudo se lo conceptualiza, sino un modo multifacético de reproducción metabólica social, que lo abarca todo y que afecta profundamente cada aspecto de la vida, desde lo directamente material y económico hasta las relaciones culturales más mediadas. En consecuencia, el cambio estructural sólo es factible a través del cuestionamiento del sistema del capital en su totalidad como un modo de control metabólico social, en lugar de introducir ajustes parciales en su estructura.



Como nos indica la experiencia histórica del siglo xx, las dos ramas del movimiento obrero los reformistas/socialdemócratas y los posrevolucionarios estalinistas fijaron el objetivo de la transformación socialista adentro de los límites estratégicos globales del orden establecido y, en consecuencia, no lograron desafiar las determinaciones sistémicas del capital y su lógica de auto reproducción. El reformismo social demócrata estaba condenado al fracaso, porque deseaba reformar el capitalismo, al tiempo que aceptaba sin reservas sus limitaciones estructurales.

Por consiguiente, de manera inherentemente contradictoria, deseaba instituir una transformación reformista del capitalismo al principio incluso hasta el punto de convertirlo, llegado el momento, en socialismo (bajo el lema bernsteiniano de "socialismo evolutivo") sin cambiar su sustancia capitalista. Del mismo modo, el sistema socioeconómico posrevolucionario siguió atrapado por las alienantes limitaciones estructurales del capital en sí, aun cuando estableció un modo poscapitalista de extraer el excedente de trabajo por medios políticos directos a un ritmo impuesto y, de este modo, dio origen a un nuevo tipo de imponer el dominio del tiempo del capital (en lugar del anterior, impuesto por el mercado), como corresponde al sistema del capital en todas sus formas plausibles.
De manera que la razón por la cual todos los intentos de reforma pos estalinistas debían fracasar, inclusive la "perestroika" programáticamente reestructuradora de Gorbachov. La contradicción inherente de estos intentos de reforma posrevolucionarios no fue menos aguda que la que caracterizó a sus contrapartes socialdemócratas en el Occidente, puesto que ellos trataron de "reestructurar" el orden existente sin cambiar su estructura de mando jerárquica y explotadora de conjunto.



De tal manera, si el asunto crucial del poder de control metabólico social del capital no se aborda de manera efectiva, mediante transformaciones estratégicas globales llevadas a cabo de manera sistemática (en lugar de medidas reactivas más o menos aisladas), en ese caso incluso la intervención política más radical en una situación de crisis mayor, incluso tan trascendentales como el derrocamiento del Estado capitalista, ya experimentado históricamente en varios países, está destinada a permanecer unidimensionalmente inestable y en última instancia en peligro. Para poder producir la deseada transformación socialista de la sociedad, es necesario cambiar la estructura de mando jerárquica del capital.



Donde esto es necesario porque, sin hacerlo, no puede haber ninguna reorientación exitosa de la economía en el espíritu de la producción para el uso. Sin embargo, se está hablando de algo mucho más fundamental que la conquista de las palancas de control de los niveles altos del Estado político, puesto que cada componente, grande o pequeño, del modo de control metabólico social del capital tiene su propia estructura de mando que se encuentra profundamente enraizada y que busca su propia ventaja, tradicionalmente orientada a asegurar la expansión (sin preocupación por el uso ni la necesidad humana real) e impulsada por la acumulación (lo que favorece la adopción de las modalidades más fácilmente alcanzables, incluso si son extremadamente perjudiciales desde el punto de vista ambiental u en otros sentidos). Éste es el círculo vicioso que debe romperse si se aspira de alguna manera al éxito de las metas socialistas proclamadas. Pero para poder hacerlo, la estructura de mando jerárquica heredada e incluso el más pequeño microcosmos metabólico social del capital debe reemplazarse con una alternativa productivamente viable.



Cabe destacar que las personas que abogan por un cambio estructural trascendental deben estar siempre conscientes de las limitaciones que habrán de enfrentar. Al mismo tiempo, deben estar atentas para evitar que el peso de tales limitaciones se congele y se transforme en la fuerza paralizante de alguna "ley objetiva" ficticia que pueda desviarlas de sus objetivos declarados. El proceso de planificación factible en el “aquí y el ahora" es un excelente ejemplo. Como correctamente lo destacó Harry Magdoff, tanto en relación con las dificultades objetivas ineludibles como con su transfiguración fetichista: Obviamente, la magnitud y las destrezas de la fuerza laboral, la cantidad y calidad de la tierra cultivable, la oferta potencial de materias primas, las herramientas y demás equipos disponibles, los medios de transporte y comunicación, todos establecen serias limitaciones en cuanto a lo que puede lograrse en un momento dado.

Donde viene a jugar cada paso la planificación, tanto nacional corno localmente, debe tomar en cuenta las limitaciones prácticas. Una planta de aluminio sin una fuente adecuada de energía eléctrica sería inútil. Una planta química por lo general necesita grandes cantidades de agua. Una planta de acero debe disponer de fuentes accesibles de mineral de hierro y carbón de cocción. En los niveles más altos de la planificación, deben tomarse en consideración constantemente diversos balances y proporciones, como, por ejemplo, entre la industria y la agricultura, los bienes de producción y de consumo, las industrias de extracción y de producción, las necesidades de transporte y distribución, el ingreso de los consumidores y la oferta de bienes de consumo. Pero, ¿qué tienen que ver los límites objetivos con las "leyes económicas objetivas" del socialismo? Aquí llegamos al fondo del asunto. El efecto de confundir los límites y las limitaciones con las leyes oscurece (incluso se podría decir que oculta) los problemas básicos y los asuntos de política de una transición socialista.


La Determinación Social Del Método

Solo es posible conocer científicamente a través de un método. El método, en cada investigación, es el resultado de un diseño específico que se elabora, a partir de dos elementos: los conceptos que provee la teoría y las características de los datos disponibles. Es un proceso dinámico, teoría y método son una unidad dentro del cual la primera establece el marco conceptual en el que se desarrolla el segundo. Es decir los parámetros metodológicos de las varias teorías que articulan coherentemente los intereses fundamentales de base clasista, independientemente de las diferencias entre los pensadores particulares. Las diferencias que surgen sobre la base del escenario nacional dado; la relación de fuerzas localmente prevaleciente y las condiciones de la interacción social; el papel históricamente cambiante de la clase respecto a las potencialidades productivas de la formación social del capital y la consiguiente intensificación de los antagonismos sociales en una escala global.

Fijándose los mismo para la época en su totalidad, abarcando no sólo todas sus fases hasta el presente sino, mutais mutandis, también lo que nos guarda más allá. Se extiende, de hecho, hasta donde el capital pueda ser capaz de afirmarse y reafirmarse también en la época más compleja de la trasmisición hacia un nuevo orden social. Con la fuerza del control significativa del metabolismo social. Porque los parámetros metodológicos fundamentales de la época históricas están circunscrito por los últimos límites estructurales de su fuerza de control metabólico social dominante, y como tales se definen en términos de las potencialidades (y, también de sus limitaciones) inherentes al modo de actividad productiva prevaleciente y la correspondiente distribución del producto social. Por eso las figuras representativas del horizonte social del capital social tienen que conceptualizarlo todo de una manera determinada.

De manera que, la relación entre la estructura social y las formas de conciencia es de fundamental importancia. Porque la estructura social realmente establecida constituye el marco general y el horizonte en el que están situados los pensadores particulares en todos los campos del estudio social y filosófico, y es en relación con ellos que tienen que definir su concepción del mundo. De este modo, en la historia del pensamiento, desde sus principios hasta la actualidad, ni siquiera las actitudes positivas, que han buscado ser conscientes del conflicto social fundamental con el ineludible propósito de luchar contra él, han podido evitar verse afectados por las limitaciones estructurales de la sociedad de clases.

Además, existe una complicación adicional que se debe tener en cuenta al tratar de explicar el poder de la ideología. Tiene que ver con la ominosa dificultad involucrada al tratar de librarse del mito de la unidad que, es fácil comprender, domina el discurso ideológico a través de toda la larga historia de la sociedad de clases, ya que sin importar qué tan profunda y antagónicamente divididas puedan estar todas las clases sociales en relación a sus relaciones estructurales básicas deben, sin embargo, ser capaces de funcionar bajo circunstancias normales como un todo integrado; es decir, como totalidades y "sistemas orgánicos" desarrollados históricamente, con excepción, claro está, de aquellos periodos relativamente raros y breves de explosión y rompimiento que tienden a trazar la línea histórica de demarcación entre una y otra formación social.

Las implicaciones de estas consideraciones para las teorías socialistas son muy importantes dado que, en primer lugar, el juicio de que en la coyuntura actual de desarrollo histórico el problema de la trascendencia debe ser considerado como la necesidad de ir mas allá de las clases sociales como tales y no únicamente más allá de las determinaciones de una clase social en particular provecho de otra, no significa que se pueda escapar, bajo la fuerza de este juicio únicamente, a la necesidad de articular ideológicamente la conciencia social con el objetivo práctico de luchar para resolver el conflicto fundamental de la división estructural en juego y que consiste en- controlar el metabolismo social como un todo. Así, el imaginar que teoría: socialista pueda ser "libre ideológicamente" significa de hecho hacerle el juego al adversario quién tiene ciertamente un profundo interés en hacer aparecer su propia; posición como "consensuar, "objetiva'-, "científica" y completamente "libre de prejuicios ideológicos".

Así mismo la segunda implicación en importancia está estrechamente relacionada a la primera. Se presenta a sí misma frente a la teoría socialista como la necesidad de mostrar sin ambages las insalvables divisiones internas del orden establecido en su lucha por la hegemonía ideológica, retando abiertamente así al mito de la unidad tan profundamente enraizado en las formas anteriores de discurso Ideológico. Si este reto no es tomado con un enérgico compromiso ideológico, la teoría socialista contemporánea ni puede contribuir al desarrollo del conocimiento, ni puede llevar a cabo el compromiso. Práctico necesario para reducir los dolores del alumbramiento de la "nueva forma histórica".


Sin embargo, curiosamente, los "dogmas" metodológicos propuestos están definidos de tal manera que vastas áreas de interés social vital son, a priori, excluidas de este discurso racional como "metafísicas", "ideológicas". El efecto de circunscribir de esta manera el alcance del único enfoque admisible, es que en el propio nombre de la metodología se descalifica automáticamente a todos aquellos enfoques que no están dentro del marco estipulado del discurso. Como resultado, aquellos que proponen el "método correcto" hacen caso omiso de las dificultades que van con el reconocimiento de las divisiones reales e incompatibilidades que necesariamente surgen de la contienda de intereses sociales que se da en las raíces de enfoques alternativos y de conjuntos rivales de valores asociados a ellos.



Donde se puede visualizar con más claridad la orientación social implícita en todo el proceso. Pues —lejos de ofrecer un panorama adecuado para un estudio crítico— la defendida adopción general del así llamado marco metodológico neutral, es equivalente, de hecho, a consentir en ni siquiera plantear los problemas que verdaderamente tienen importancia. En su lugar, el proceso metodológico "común" logra transformar la tarea del "discurso racional" en la dudosa práctica de producir metodologia para la propia metodologia: una tendencia que se ha pronunciado más en el siglo XX que nunca antes. Esta práctica consiste en afilar tanto el cuchillo metodológico recomendado, que no queda otra cosa que el puro mango, adoptando en ese momento un nuevo cuchillo con el mismo propósito; así, el cuchillo metodológico ideal no está hecho con el propósito de ser empleado para cortar sino con el único objetivo de ser afilado, interponiéndose de esta manera entre el intento crítico y. los objetos reales de la crítica a los cuales puede obstaculizar durante tanto tiempo como la seudocrítica actividad de' afiladura por la afiladura misma siga tratando de ser lograda. Resultando ser precisamente su objetivo ideológico inherente.



Cabe destacar que naturalmente, hablar de un marco metodológico común en el cual se puedan resolver los problemas de una sociedad dividida por intereses sociales y confrontaciones antagónicas irreconciliables, es engañoso; en el mejor de los casos, no resiste cualquier argumento relativo a las "comunidades ideales de comunicación". Pero el definir los principios ideológicos de todo discurso racional en términos de transubstanciar la discusión de los valores sociales contendientes al ponerlos en "tipos ideales" (o poniéndolos en "paréntesis" metodológicos) revela tanto el color ideológico como la extrema falacia de la proclamada racionalidad. Ya que tal tratamiento a las principales áreas de conflicto, que se presenta bajo un gran variedad de formas de la versión vienesa del "positivismo lógico" a la famosa escala de Wittgenstein que debe ser "desechada" al momento de confrontar el problema de los valores; y desde la defensa del "poco a poco" hasta la "emotiva" teoría del valor, inevitablemente favorece siempre al orden establecido.

En consecuencia lo hace así manifestando que los parámetros estructurales fundamentales de la sociedad en cuestión están "fuera del control" de los contendientes potenciales, con base en la autoridad de la metodología idealmente común. Sin embargo, aún bajo una inspección superficial de los elementos considerados, debería resultar bastante obvio que el permitir que no se cuestione el marco estructural fundamental del orden establecido es radicalmente diferente si se hace como beneficiario de ese orden o desde la posición de aquellos que se encuentran en el lado opuesto, explotados y oprimidos por las determinaciones absolutistas (o no solamente limitados por algunos detalles más o menos fácilmente corregibles) de ése orden. Consecuentemente, el establecer una identidad común para ambos lados opuestos de un orden estructuralmente salvaguardado por las jerarquías convirtiendo a la gente que pertenece a las fuerzas sociales contendientes en ficticios "interlocutores racionales", extraídos de su mundo real divididos para ser trasplantados al benéficamente compartido universo del discurso ideal sería nada menos que un milagro metodológico.

En este sentido, contrariamente al anhelante pensamiento que hipostasia a la comunidad como racional, atemporal, y no determinada en términos sociales, la condición elemental de un discurso verdaderamente racional sería el reconocer la legitimidad de afrontar el orden establecido de la sociedad en términos substantivos. Esto implicaría la articulación de los problemas más importantes no en el plano de la teoría y de la metodología autorreferenciales, sino como problemas inherentemente prácticos cuyas condiciones de solución apuntan hacia la necesidad de cambios estructuralmente radicales. En otras palabras, requeriría el rechazo explícito de toda ficción de neutralidad metodológica y metateórica.

Pero, desde luego, esto sería esperar demasiado precisamente porque la sociedad en cuestión es una sociedad profundamente dividida. En lugar de ello, por medio de las dicotomías de "valor y hecho", "teoría y práctica", "racionalización formal y substantiva" el milagro todo lógico trascendente al conflicto es constantemente estipulado como el necesario marco regulador del "discurso racional" para las ciencias sociales y humanidades, en beneficio de la ideología dominante. Lo que hace a este enfoque particularmente difícil de desafiar es que los valores que conlleva son a tal grado mediatizados por preceptos metodológicos que es virtualmente imposible ponerlos en el foco de la discusión sin abiertamente cuestionar el marco como un todo. Pues los conjuntos de valores conservadores que están en las raíces de tal orientación se mantienen desplazados a varios pasos del sujeto ostensible de disputa, definidos en términos lógico metodológico formal-estructural y semántico-analítico. ¿Y quién tacharía de propensión ideológica a las impecables sancionadas metodológicamente credenciales de "reglas de procedimiento", "modelos" y paradigmas"? Sin embargo, una vez que tales reglas y paradigmas son adoptadas como el marco común de referencia de lo que puede o no ser reconocido como el legítimo sujeto de debate, todo lo que entra en él se ve necesariamente restringido no sólo por el campo del marco general, sino que también y de manera simultánea por las presuposiciones ideológicas inexplícitas con base en las que los propios parámetros metodológicos fueron originalmente constituidos.

Razón por la que las pretendidas ideologías "no ideológicas" que con tanto éxito ocultan y ejecutan: su función apologética disfrazadas de metodología neutral, son doblemente mixtificantes. Las corrientes de pensamiento del siglo XX están dominadas por enfoques que tienden a articular los valores e intereses sociales del orden dominante a través de complicadas en ocasiones completamente desconcertantes mediaciones en el plano metodológico. De esta manera más que nunca antes el objetivo de la desmixtificación ideológica es inseparable de la investigación de la compleja interrelación dialéctica entre métodos y también práctica dominante en la sociedad.



Orientación hacia la Ciencia y la Clave Teórico-Metodológica -el Papel Práctico Asignado a las Ciencias Naturales.



Desde Descartes, el problema de cómo llevar a cabo el "dominio del hombre sobre la naturaleza” se ha tratado de resolver con incesable intensidad y parcialidad. Al mismo tiempo, el mucho más difícil problema de cómo lograr "el dominio del hombre sobre sí mismo" esto es, sobre las condiciones de las interrelaciones humanas entre ellos o es completamente ignorado o es mecánicamente subordinado así problema de cómo asegurar el autodesarróllo de la ciencia y de la producción material, lo cual, bajo las condiciones dadas, es de hecho equivalente a obedecer ciegamente los imperativos del autoexpansivo valor dé cambio.

De esta manera, constantemente se presenta la esperanza de resolver los problemas de la humanidad mediante e! soló avance de la ciencia y de la actividad productiva, esto es, Sin ninguna mayor intervención en el plano de la propia estructura social. En este sentido, saber qué clase de uso ideológico manipulativo se puede hacer de la ciencia en la sociedad contemporánea, es secundario.



Una Tendencia General al Formalismo



El formalismo enfrentan en la vida real de su plano material, a la esfera legislativa de la formalmente omnipotente razón y, por ende, Trascendiendo idealmente, en términos de postulados formales universalmente. Válidos, el verdadero conflicto. Así que, más que ninguna otra cosa, la necesidad de calificar a los conflictos identificados como 'ontológicamente" insuperables, o de declararlos "poscritos" sobre la base de la indesafiable autoridad de la razón pura (Kant): o de otra manera "resolver" y "disolver" imaginariamente (o más aún negar la misma existencia de) conflictos y antagonismos cimentados objetivamente que en los fundamentos estructurales capitalistas son necesariamente insolubles y trae consigo la tendencia al formalismo: especulativo, en ocasiones con las; más asombrosas consecuencias filosóficas.

Donde el significado metodológico general dé esta tendencia estriba en el intento asociado a ella de "trascender" dentro de sus propios marcos de referencia algunas contradicciones materiales importantes ya sea que se piense en aquello que está entre el carácter inherentemente social de la moralidad y la formalmente. "universalizante" individut de ihick kantiana, o en las determinaciones materiales objetivas de la sustantiva irracionalidad del capital en; los dominios de la "sociedad civil" y su reconciliación hegeliana lógico / metafísica en la "racionalidad del Estado sin olvidar su equivalente welteriano de oponerse desde la racionalidad, "formal “hasta la racionalidad "sustantiva" las cuales no son accesibles 
a ninguna otra solución, dentro de los horizontes conceptuales de los pensadores involucrados.


La Posición de la Individualidad Aislada


La función ideológica: crucial del punto de vista de la individualidad aislada es la inversión radical de la relación estructural objetiva entre diferentes tipos de conflictos y antagonismos: Dada su constitución y orientación inherente, debe enfocar su atención a aspectos subjetivos-individualistas de la contradicción, relegando al mismo tiempo los antagonismos primarios a la periferia, si acaso se llegan a reconocer. Únicamente la "competencia entre individuos" puede ser reconocida como enraizada en determinaciones "objetivas" es decir, genéricamente "naturales", mientras que las dificultades de "conflictos de grupo" y de "intereses de grupo" deben ser disueltas en el vacuo concepto de "interacción individual agregada". De manera similarmente, a nivel de las estructuras materiales de la sociedad, es la esfera dé la distribución y de la circulación lo que cuenta, con sus conflictos secundarios y sus vicisitudes de competencia individual, mientras que las presuposiciones objetivas de todo el sistema productivo son simplemente obviadas.



Destacando que la hipostatización de las categorías; la inversión metodológica de sus interconexiones objetivas (como, por ejemplo, en el caso de la relación entre producción y consumo); la tendencia hacia explicaciones mecánicas tendenciosas que conllevan una esencia fetichista en la determinación natural y en la permanencia absoluta de las relaciones sociales que se refleja en la inversión de categorías; la liquidación de los resultados dialécticos obtenidos en contextos menos sensitivos ideológicamente; y el triunfo último de la circularidad aun en los esquemas conceptuales! de, figuras tan grandiosas corno Hegel, son todas características, metodológicas ideológicamente reveladoras de la época del capital. Como tales, muestran perplejamente las contradicciones internas y las limitaciones estructurales de la posición dé la economía política —en su equivalencia metodológica a la posición de la individualidad aislada la cual no puede ser trascendida ni aun por el mayor de los logros individuales que emanan del terreno social del capital y de las premisas materiales.


La Determinación Negativa de la Filosofía y de la, Estrategia Social

Se resume de la manera más desconcertante la inevitable negatividad de las concepciones filosóficas representativas de la formación social capitalista mediante la insistencia de que omnis de Urminatio est negatio (toda determinación es negación). No es de sorprenderse que Hégel anuncie su entusiasta adhesión a la negatividad radical de este principio y llame a la máxima de Spinoza 'Hiña proposición de infinita importancia". Aunque ciertamente lo critique al mismo tiempo porque su pensamiento no va lo suficientemente lejos "más allá de la negación como determinación o cualidad hasta el reconocimiento de ésta como absoluta, esto es una negación que seautoniega1 y "una negación negativamente autorelacionante". Pero mucho, más allá de la relación entre estas dos sobresalientes figuras de la tradición filosófica en discusión, la orientación negativa de su empresa desde el crítico intento, de la "duda metódica" cartesiana y la batalla de Bacon contra los "ídolos" pasando por la "filosofía crítica de Kant" y las radicales negaciones de Kierkegaard hasta la ilimitada "nadidad" de Sartre y la incorregible negatividad de la "teoría crítica" T es innegable. Algo similar sucede con la reglamentación general de las relaciones.

Resaltando la manifestación de actitudes positivas vita-vis en el orden establecido sólo puede producir la falsa positividad del pensamiento hegeliano de que "lo que es racional es real y lo que, es real es racional". Lo que puede peligrosamente admitirse es la formulación de "correctivos" parciales, que tienen relación tanto con las operaciones materiales de ,1a, sociedad de; mercado como con el "interferente" (o en otro sentido imperfecto) funcionamiento del Estado. La "positividad", en la medida en que es compatible con esta tradición, asume la paradójica forma de la "negación de la negación" y se detiene ahí, aun cuando se articula como la desesperadamente utópica contra imagen del "gran rechazo" de Marcuse.

La Supresión de la Temporalidad Histórica

La totalidad social dada es sistemáticamente eludida, haciendo caso omiso del problema dé cómo el orden existente llega a ser una totalidad, de tal forma que se pueda mantener la circularidad de presuposiciones inexplicadas "explicando" la importancia de otras presuposiciones. Así, partiendo de lo dado como una totalidad auto explicativa, las recíprocas referencias del “círculo dialéctico" no solamente "explican" la función específica de los diferentes aspectos sino que también, y dé manera simultánea, les confieren la apariencia de permanencia.

Por consiguiente, el ignorar la génesis histórica del sistema existente cumple su función ideológica mediante la destrucción dé la dimensión histórica del orden establecido también en la dirección del futuro. Esto es lo que Marx llama la "eternización de las relaciones de producción burguesas" que juega un papel muy importante en las correspondientes conceptualizaciones de la época, desde sus primeras fases hasta el presente.

Como resultante, el desarrollo histórico como un proceso dinámico es, o bien completamente ignorado (tanto en el pasado como con relación al futuro), o se le permite que entre al escenario solamente por tiempo y, propósitos muy limitados, apuntalando al presente en su "actualidad racional" pero, al mismo tiempo, bloqueando completamente el futuro. En este sentido, la adopción de una posición que concede existencia histórica únicamente al pasado, trae con ella una concepción de temporalidad "decapitada", con implicaciones metodológicas de largo alcance para todos los aspectos de las teoría que operan dentro de su marco histórico.

Dualismo y Dicotomías

Entre la filosofía del "sujeto" y del "objeto", de lo "particular, y de lo "universal", de la "apariencia" y de la "esencia", del "hecho" y del "valor", "para sí misma" y en "sí misma", cuya solución está necesariamente más allá de su alcance. El dualismo intrascendente está presente desde el mismo principio en la forma en que los mismos problemas son percibidos y definidos en relación al "sujeto" filosófico. Puesto que las dificultades inherentes a la compleja práctica social (que tiene que ver con la realización de objetivos tangibles) son transubstanciadas en los mixtificantes, y a nivel de la subjetividad aislada absolutamente irresolubles problemas de "cómo puede la inmanencia de la conciencia" concebida como la interiorización autoreferencial del ego "alcanzar su objeto", esto es, sin violar su autoimpuesto principio escolástico de lograr tal objetivo "rigurosamente dentro de la esfera de la inmanencia".

Así pues, paradójicamente, el mundo capitalista redificado, el aislada, produce un sujeto alienado del discurso filosófico cual es de jacto impenetrable desde el punto de vista dé la individualidad un aparato azarosamente abstracto y en gran medida arbitrario, derivado por medio de la destrucción "reductiva" y sistemática de las características inherentemente sociales de todos los sujetos individuales reales como para reforzar la impresión dé impenetrabilidad, cambiando su status ontológico de de jacto a. de jure mediante la declaración de que éste es equivalente a la "estructura ontológica" pretendidamente dualística del mundo del ser "auténtico". Y nada podría legitimar el orden social existente con mayor eficacia ideológica que su pretendida identidad con las más profundas y permanentes determinaciones ontológicas
Postulado De "Unidad' Y Universalidad
Las aspiraciones de universalidad dé la filosofía no pueden ser abiertamente abandonadas mientras conscientemente permanezcan dentro de su estructura; por el contrario, deben ser constantemente reafirmadas con la mayor dé las insistencias; la más problemática es el reclamo de universalidad dé las filosofías particulares involucradas; en razón de su incorregible fundamentación individualista.
Y por otro lado, precisamente porque el punto de vista de la individualidad aislada circunscribe el horizonte de las filosofías, en cuestión él intento de ir más allá de la simple particularidad dentro de sus limitaciones estructurales no sólo produce un mareo conceptual dualístico, sino que también uno en el cual las dimensiones de unidad y universalidad son solamente presupuestas, postviadas o, hipostasiadas pero nunca demostradas. 
Transición Socialista

Soñar con el comunismo no es más utópico que creer en la reproducción ad infinitum del capitalismo, y sí más racional. Avanzar hacia el comunismo exige atravesar por un proceso de mediación o transición socialista, donde se establece una contradicción cuyo primer polo es el de la competencia y producción anárquicas y la planificación el segundo; tal contradicción tiende a resolverse cuando se expande la propiedad pública y, al mismo tiempo, se amplía la gestión democrática, participativa, en los procesos del desarrollo social.
De esta manera la finalidad socialista de mejorar sostenidamente las condiciones de vida de las personas entra en pugna con la necesidad de incrementar de modo integral la eficiencia de los procesos productivos, lo que tiende a solucionarse mediante la extensión del desarrollo de la autoadministración, esto es, de la auto-planificación, auto-organización, auto-ejecución y el auto-control. En la transición socialista, la capacidad del hombre para formular y construir utopías encuentra en la planificación una vía ideal para manifestarse. El planeamiento, como característica esencial del modo socialista de control social, es una forma alternativa al control ejercido por el capital y, en ese sentido. Fortalece ante la adversidad. Dicha unidad dialéctica imbrica la concepción científica del mundo ofrecida por el pensamiento marxista-leninista (materialismo dialéctico e histórico) con la concepción moral del mundo cuya fuente principal es el pensamiento martiano.
Economía solidaria en Venezuela
El proceso actual de cambio en Venezuela se plantea la transformación social y económica del país. Cuando el Comandante Hugo Chávez Frías asumió la presidencia en 1999, pero solo después de haber superado el golpe de Estado en 2002 y el “paro petrolero” en 2002/2003 fue que arrancó una nueva política económica con una orientación más alternativa, aumentando la promoción de cooperativas e introduciendo modelos de cogestión. La idea de los ciclos o circuitos de producción y consumo comunales que permea la concepción de economía comunal en Venezuela tiene como fundamento las ideas de Istvan Mészáros sobre la transición al socialismo planteadas en su libro Más allá del capital (1995). Mészáros aboga por la construcción de sistemas comunales (comunitarios y cooperativos) de producción y consumo, donde el trabajo determine las relaciones de intercambio entre las personas. 
Donde dicha estrategia para la construcción de una economía mire más allá de las lógicas capitalistas y hacia la democratización de los ciclos económicos y que está enfocada en la expansión y consolidación de una economía basada en unidades productivas auto-administradas, promovidas por el Estado. Ella está orientada por un modelo de desarrollo endógeno radical: un desarrollo sustentable basado en los propios recursos y potencialidades locales, la administración colectiva de los medios de producción y un papel más activo del Estado en la economía. Se busca construir cadenas productivas enlazando pequeñas empresas autogestionadas, como las cooperativas, con medianas empresas cogestionadas entre los trabajadores y las instituciones del Estado o las comunidades, y ambas con grandes empresas estatales a cargo de la producción y servicios estratégicos que son cogestionadas democráticamente entre el Estado y sus trabajadores. 
Como se puedo observar en Venezuela también se aplicó la figura legal de las cooperativas en los casos de empresas recuperadas por trabajadores y/o nacionalizadas por el gobierno. A través de la copropiedad de acciones de la empresa entre los trabajadores y de instituciones estatales, se justificaba la cogestión, es decir, la administración compartida entre ellos. La fábrica se refundaba como una sociedad anónima con un 51% de propiedad estatal y un 49% de propiedad de la cooperativa formada por los trabajadores. Todas las decisiones importantes que afectan a la fábrica se tomaban en la asamblea semanal de la cooperativa. Aquellas decisiones de un alcance más amplio tenían que ser aprobadas por el ministerio, ya que el Estado era el dueño mayoritario.
Se puede aseverar que en Venezuela se están implementando una gran variedad de medidas para promover cambios estructurales en la economía y alcanzar una democratización de las relaciones de producción. Algunas buscan ir más allá de la explotación capitalista de fuerza de trabajo asalariada, de la separación entre trabajo manual e intelectual, y de la separación entre las empresas y los grupos sociales que ellas afectan con su actividad, creando las condiciones para, a mediano o largo plazo, superar el capitalismo. Otras medidas solo pretenden una democratización más estrecha de las relaciones de producción capitalistas, de la propiedad y administración de los medios de producción, sin trazarse como objetivo el establecimiento de relaciones de producción socialistas, es decir, donde la sociedad controle los procesos productivos y se garantice de esa manera que satisfagan necesidades sociales. 
Paralelamente, existen también dentro del Estado resistencias institucionales y estructurales en contra de esa construcción. Estas tensiones son reforzadas por la centralidad que tiene el petróleo para la economía venezolana, que fomenta el estadocentrismo, la centralización del poder y estructuras verticales28. Los conflictos se multiplican con la profundización de los cambios que aumentan las resistencias del viejo Estado frente al cambio. Al mismo tiempo, aumentan las luchas por una ulterior profundización del cambio, las cuales se dirigen más y más en contra de los bloqueos institucionales. A causa de los intereses económicos en juego, los conflictos se potencian aún más en el sector productivo. Así que para la construcción de una economía que no siga la racionalidad del capital será fundamental conectar las diferentes empresas nuevas y crear condiciones para su funcionamiento sin apoyo del Estado. Esto será decisivo para lograr un desarrollo endógeno radical, y no solamente una repetición de una política de industrialización por sustitución de importaciones bajo una administración burocrática estatal, lo que significaría la continuación del modelo rentista basado en las exportaciones petroleras que ha caracterizado a Venezuela. Después de las experiencias con diferentes modelos de propiedad, el modelo preferido por los trabajadores y por el Estado, por lo menos como orientación normativa, es el de “propiedad social directa”. Es decir, el modelo preferido de empresa es una administrada por los trabajadores y las comunidades organizadas en consejos comunales u otras formas de autogobierno. 
Destacándose el modelo más exitoso hasta el momento es el de las cooperativas comunales o empresas comunales, que son generalmente promovidas en las comunidades por las instituciones del Estado para crear unidades de producción local y empresas de servicios a la comunidad. En muchos casos, estas empresas han logrado crear un mayor equilibrio entre costos, eficiencia y dimensión social, más que las empresas del Estado y las empresas privadas. Todos esos debates no son solo de carácter teórico. La cuestión de “otra economía” está en la agenda práctica. Durante los últimos años surgió, más allá de todos los errores y problemas, una gran variedad de modelos empresariales alternativos y colectivos. A pesar de todo, la gran cantidad de medidas diferentes en un tiempo reducido ha producido muchas iniciativas exitosas. La búsqueda de nuevos modelos empresariales sigue desde arriba y desde abajo. Y en el lapso de los últimos años las iniciativas desde abajo han aumentado. 



Desde un punto de vista metodológico, esa «comunidad ideal» anhelada sería el punto de partida en la transformación de la comunidad actual, no deseada para el futuro, y su conversión en la comunidad que en realidad se tendría. La brecha entre la ideal y la real debiera ser una variable tendiente a cero, no obstante, el cambio finalmente alcanzado dependerá de las condiciones históricas concretas donde tiene lugar el proceso de desarrollo comunitario, y de la influencia ejercida por diversos factores: la pasión, la voluntad, la proactividad, la creatividad, de los sujetos involucrados; así como los medios disponibles. En documentos de carácter provincial se trata la importante cuestión de la necesidad de articular el plan de acción de la comunidad con los planes de la economía y el presupuesto anual. Al respecto, es preciso añadir que tal articulación debe responder al principio de unidad, es decir, la relación entre las distintas escalas no debe ser verticalista ni autoritaria, sino que debe fluir en dos corrientes de información y comunicación articuladas: «micro-meso-macro» y «macro-mesomicro », integradas en un proceso único que, para ser viable, exige una elevada eficiencia integral ajena a la burocracia inoperante.
Por consiguiente, vale destacar a este gran filósofo Rousseau el cual ofrece la siguiente caracterización del cuerpo social y de sus instituciones vitales:

El organismo político, tomado individualmente, puede considerarse como un organismo viviente que se asemeja al de un hombre. El poder soberano representa la cabeza; las leyes y el fisco son el cerebro, fuente de los nervios y lugar del entendimiento, de la voluntad y de los sentidos, del cual los jueces y los magistrados son los órganos; el comercio, la industria y la agricultura son la boca y el estómago que preparan la subsistencia común; el ingreso público es la sangre a la cual una economía prudente, al efectuar las Funciones del corazón, hace que distribuya por todo el cuerpo nutriente y vida; por otro lado, los ciudadanos son el cuerpo y los miembros que dan vida a la máquina, se mueven y trabajan. No hay parte de esta máquina que pueda ser dañada sin que de inmediato una impresión dolorosa sea transmitida al cerebro si el animal se encuentra en estado de salud. La vida de ambos grupos es la identidad, el yo común al todo, la sensibilidad recíproca y correspondencia interna de todas las partes. Si esta comunicación termina, la unidad formal desaparece y las partes contiguas se pertenecen una a la otra sólo por yuxtaposición, el hombre muere o el Estado se disuelve.
Asimismo el camino que conduce a un conocimiento completamente fundamentado, esto en el más alto sentido, o (lo que es lo mismo) que conduce a un conocimiento filosófico, es necesariamente el camino del autoconocimiento universal antes que nada monódico, y después intermonadico. También podemos decir qué una continuación radical y universal de las meditaciones cartesianas, o (su equivalente) un autoconocimento universal, es la misma filosofía y abarca a toda la ciencia autoexplicable. La máxima deifica, "¡Conócete a ti mismo!" ha ganado una nueva significación. La ciencia positiva es una ciencia perdida en el mundo. Debo perder el mundo considerado por épocas, con el propósito de asirlo nuevamente mediante un auto examinación universal. “dice Agustín, <in te redi, in interiore homine habitat ventas''. ("No desees salir de ti; vuelve a tu interior. La verdad habita en el interior del hombre")
Conclusión

Como se ha venido desarrollando, la estructura social y formas de conciencias viene a cotejar la ideología metodológica más significante en las concepciones teóricas dominantes que surgen en el terreno social capitalista caracterizadas por:

1) Una orientación unilateral hacia la ciencia con el interés de controlar a la naturaleza subordinándola a los dictados materiales capitalistas;

2) Una tendencia general al formalismo:

3) Una postura de individualidad aislada en su equivalente metodológico en relación a la postura dé la economía política;

4) La determinación negativa de la filosofía y de la estrategia social;

5) La supresión de la temporalidad histórica;

6) Dualismo "penetrante en todo" y el culto a dicotomías insuperables;

Y

7) El intento por superar las limitaciones del horizonte general mediante los solos postulados de unidad y universalidad.
En donde, el enfoque marxista se origina bajo los mismos fundamentos sociales, aun si definiera su propia posición como una negación radical de aquellos que se identifican con la postura de la economía política. Y puesto que las características metodológicas que hemos someramente repasado constituyen un conjunto entrelazado de preceptos conceptuales el método marxista esta articulado dé manera diametralmente opuesta a cada uno de ellos. Mostrándose el papel de la ideología en este proceso de autodefinición positiva no puede ser enfatizado de manera suficiente. En verdad, no es posible pensar que las potencialidades positivas de la propia época de ahondamiento de la crisis estructural podrían ser realizadas sin la más activa contribución de la ideología socialista. Es triste, sin embargo, que por tanto tiempo hayan estado excesivamente preocupados con los aspectos negativos de la ideología, Menos preciando al mismo tiempo su gran poder positivo. 
Adonde el punto final por establecer es que cuando se piensa en los valores sustantivos vitales requeridos por el sistema cualitativamente diferente de mediaciones no antagónicas, en conjunción con la igual real, inevitablemente pasa a primer plano la importancia de la solidaridad, en vista de los agudos peligros de nuestra condiciones con la igualdad real, esta tiene que asumir una solidaridad internacional, como el necesario principio orientador y marco operativo para el intercambio positivo por parte de los individuos sociales libremente asociados entre ellos mismo, en un orden reproductivo, globalmente entrelazados. La globalización capitalista hoy agresivamente promocionada bajo hegemonía de Estados Unidos constituye otro intento definitivamente condenado al fracaso de imponerle el “estado del sistema del capital como tal” al resto del mundo. Sin hacer ningún esfuerzo por resolver las grandes iniquidades y penurias nacionales históricamente creadas y persistentes. 
Sin embargo sólo la institución exitosa del sistema de mediaciones no antagónicas como la alternativa hegemónica de la nueva forma histórica del poder del capital hoy dominante, puede demostrar el camino de la salida de ese peligroso antagonismo. Porque ellos no pueden ser superados sin una interrelación plenamente equitativa de solidaridad sustantiva entre los individuos sociales libremente asociados, y entre sus países, en forma de su solidaridad internacional genuina, capaz de enfrentarse positivamente a los fracasos del pasado. Es ésa la única expectativa históricamente sustentable para el futuro… 
Bibliografía consultada.

Mézsáró Istvián Estructura Eocial y formas de Conciencia, Volumen I, MONTE AVILA EDITORES LATINOAMERICANA C, A. 2011

Azzellini, Dario. Partizipation, Arbeiterkontrolle und die Commune Bewegungen und soziale Transformation am Beispiel Venezuela. Hamburg: VSA, 2010.

--- “Poder Constituyente en movimiento: 10 años de proceso de transformación en

Venezuela”, en Marco Coscione (2010),

Díaz, Benito. “Políticas públicas para la promoción de cooperativas en Venezuela”, en Revista Venezolana de Economía Social, año 6, Nº 11, pp. 149-183, 2006.
Ministerio de la Economía de las Comunas (Minec), “Reseña histórica” en http://www.misioncheguevara.gob.ve/contenido.php?id=215, 12 de agosto de 2009.

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