Por:
Ramón E. Azócar A.*
En
octubre pasado, el periodista del diario “El Mundo” de Madrid, Pablo Jáuregui,
entrevistó al célebre científico inglés Stephen Hawking (Oxford, 1942), quien
en el 2013, había publicado una primera aproximación a sus memorias con el
título “My brief history”; en español saldría en julio del 2014, con la
traducción de Ana Guelbenzu, de la Editorial Crítica de Barcelona, España, con
el título “Breve historia de mi vida”. En la mencionada entrevista, Hawking
dice: “Espero que se me recuerde por mi trabajo en el campo de la cosmología y
los agujeros negros”. Pero al leer su autobiografía, que considero más un
avance de sus memorias, uno queda convencido de que se recordará por mucho más,
sobre todo por presencia en todo aquello que implica la vida humana. No es un erudito
inalcanzable, es un sabio cercano a cada uno de sus lectores, expresándose su
mismo idioma, en sus mismas situaciones y necesidades.
En
este aspecto se aprecia que hay dos Hawking: uno, el de antes del diagnóstico
de que padecía esclerosis lateral amiotrófica (ELA), que se sentía aburrido “…no
me parecía que hubiera nada que valiera la pena hacer…”; y otro, el Hawking
después del diagnóstico ELA, que sintió que
lo “iban a ejecutar”, la enfermedad le cambio todo cuanto pensaba de la vida: “Cuando
uno se enfrenta a la posibilidad de una muerte temprana se da cuenta de que la
vida vale la pena y de que quieres hacer
muchas cosas…”, expresa el mismo Hawking.
Es
este último Hawking, el que implosiona y se enfoca en estudiar la cosmología y
la gravitación desde el punto de vista de la teoría física; según expresa en su
libro, prefería el pensamiento abstracto al experimental; “…es muy difícil dejar
huella personal en un tema experimental, pues normalmente eres solo una parte
de un gran equipo que realiza un experimento durante años. En cambio, para
hacerse un nombre un teórico puede tener una idea en una sola tarde o, en mi
caso, mientras se acuesta, y escribir un artículo solo o con uno o dos colegas…”
El propio Hawking expresa que su interés no es el de crear una teoría técnica
sofisticada, “…me preocupa más -expresa-
tener la razón que ser razonable”.
En
el libro se aclaran algunas afirmaciones falsas que sobre la vida de Hawking se
han dicho. Por una parte, si su enfermedad era el producto de una vida
licenciosa, a lo cual él dice que nunca pasó de tomar una o dos cervezas en sus
reuniones de logias y que el alcohol no ha sido una de sus habilidades
sociales; por otra parte, que tanto su sintetizador de voz como su silla de
rueda era un invento de él que logró dada su gran inteligencia y capacidad
creadora, el propio Hawking expresa: “…cada vez me costaba más hablar así que
solamente la gente que me conocía bien me comprendía, pero al menos podía
comunicarme. Escribía artículos científicos dictándole a una secretaria, y daba
seminarios gracias a un intérprete que repetía mis palabras con más claridad…Sin
embargo, un experto informático de California llamado Walt Woltosz se enteró de mi situación y me envió un programa informático creado por él llamado Equalizer. Me permitía
seleccionar palabras de una serie de menús en la pantalla presionando un interruptor
con la mano. Ahora utilizo otro programa suyo llamado Words Plus, que controlo
con un pequeño sensor en las gafas que responde al movimiento de la mejilla.
Cuando he conseguido lo que quiero, puedo enviarlo a un sintetizador de voz…”
Expresa
Hawking, que al principio se valió de Equalizer en un ordenador de mesa, pero
luego David Mason, de Cambridge Adaptive Comunication, “…integró un pequeño
ordenador personal y un sintetizador del
habla a la silla de ruedas”. La empresa INTEL, hoy día suministra los
ordenadores a Hawking, teniendo un sistema de comunicación mucho mejor, que le
permite conseguir tres palabras por minuto, y hasta puede escribir y guardar en
una unidad extraíble que luego puede ser procesada y guardada en disco. Es de
esta manera como él ha podido mantenerse activo en el ámbito
escritural-científico, así mismo, como ha alcanzado la singular presencia en la
farándula hollywoodense como una estrella con voz propia y personalidad de
humor sarcástico.
El
libro “Breve historia de mi vida”, es un texto de 148 páginas que se lee de un
tirón, pero que hace indispensable unas relecturas para comprender en su justa
proporción el pensamiento de ese sabio moderno que tiene el don de la humildad
y que le gusta mucho ver televisión, cosa extraña para los mortales comunes que
pensamos que los científicos se la pasan es con un libro de almohada y miles de
papeles regados por el piso de sus bibliotecas o laboratorios…Hawking deja un
legado de vida transmutado en un ejemplo revelador: “Me he casado dos veces y
tengo tres preciosos hijos con talento. He tenido éxito en mi carrera
científica: creo que la mayoría de los físicos teóricos estaría de acuerdo en
que mi predicción de la emisión cuántica desde los agujeros es correcta, aunque
aún no me haya valido un premio Nobel porque es muy difícil comprobarla
experimentalmente…Mi discapacidad no ha sido un obstáculo serio en mi trabajo
científico…He tenido una vida completa y satisfactoria. Creo que los
discapacitados deberían concentrarse en las cosas que su discapacidad no les
impida hacer y no lamentarse por las que no puedan hacer…Mi primer trabajo
demostraba que la relatividad clásica general no funciona en las singularidades
en el Big Bang y los agujeros negros Mi trabajo posterior ha demostrado que la
teoría cuántica puede predecir lo que ocurre al principio y al final del
tiempo. Me la he pasado en grande estando vivo y dedicándome a la investigación
en la física teórica. Soy feliz y he aportado algo a nuestra comprensión del universo.” Ese es el
Hawking que se deja conocer a través de su autobiografía y el hombre que ha
creado entorno de sí una vida llena de sueños, ilusiones y esperanza.
*.En
esta dirección accesan al capítulo uno del libro, que aborda la infancia de
Hawking:http://static0.planetadelibros.com/libros_contenido_extra/28/27906_Breve%20historia%20de%20mi%20vida.pdf